Reflexiones críticas sobre el empoderamiento y su impacto en el bienestar

Entrevista realizada por la Dra. Teresa González Veliz, la Dra. Nela Calvis y el Lic. Giancarlo Quadrizzi Leccese

La presente entrevista, surge del interés de compartir la perspectiva de la Magister en psicología clínica Dina Krauskopf, sobre el concepto de empoderamiento y su capacidad de contribuir a la transformación de la realidad de los sectores más vulnerados. 

Su reconocida trayectoria en la transformación de comunidades para la promoción del bienestar y la salud mental la posiciona como una Maestra para quienes trabajan en el bienestar de los pueblos y por la salud integral con adolescentes.

En la trascripción de la entrevista podemos encontrar, de un modo tan coloquial como riguroso, distinciones muy necesarias para entender:

• los límites y alcances del concepto de empoderamiento.

• aportes conceptuales sobre la capacidad de agencia y la importancia de desarrollarla desde la infancia en un marco de relaciones equitativas.

• la posibilidad de generar capacidades incluso en los contextos de mayor vulneración, si se trabaja con método y compromiso.

• Las claves para entender en su justa dimensión conceptos muy trillados como el de autoestima.

• La importancia de que los varones incorporen la equidad en las relaciones.

En estos tiempos los estados de bienestar están atravesando una profunda crisis y la lucha de muchas mujeres y algunos varones por la conquista de derechos con los sectores más vulnerados es puesta en cuestión por sectores reaccionarios. En un mundo en el que los sectores concentrados de poder cada día generan más padecimientos, el desafío es centrar las políticas en la salud mental y la necesidad de aprender de las crisis para no repetir los errores que la ocasionaron.

¿Qué es el empoderamiento para usted? ¿Qué significa ser una mujer empoderada? ¿Qué elementos la caracterizan?

En principio, no soy muy amiga del término de empoderada, porque creo que hay elementos fundamentales previos a poder decir que una mujer está empoderada, y esos elementos fundamentales son que tenga capacidad de agencia, es un concepto que introdujo Amartya Sen, premio Nobel. Quiere decir que la persona tiene la capacidad de alcanzar o actuar de manera de hacer realidad necesidades, intereses, capacidades, y entonces, una vez que esa capacidad se desarrolla, indudablemente viene lo que se ha llamado empoderamiento.

Yo considero que como se ha hablado habitualmente de empoderamiento, sin hacer referencia a la capacidad de agencia, eso ha llevado a actitudes y presunciones en que el manejo de las interacciones no está respaldado necesariamente por la eficacia de las acciones.

El término empoderamiento surge primero que el de agencia, de los estudios de género fundamentalmente y tiene que ver con acentuar la necesidad de que las mujeres alcancen el mismo nivel de poder en el manejo de las situaciones que los hombres y luego eso se aplica también a todas las personas que han sido despojadas de poder interactuar o subordinadas a otros poderes.   

¿Se siente usted una mujer con capacidad de agencia? ¿A qué edad se sintió una mujer con capacidad de agencia?

Seguramente desde mi crianza, hablamos de la época en la que a mí me criaron, afortunadamente esperaban de mí, capacidad de agencia y me la fomentaban. Para hablar de los elementos que me generaron esa capacidad de agencia a nivel de la familia, se esperaba que yo respondiera de mis acciones, y no se me imponían acciones tampoco, era una familia argumentativa. Mis padres eran europeos judíos, inmigrantes y mi mamá era feminista al estilo que yo le llamaría, que uno ve habitualmente, como pasional, y por ejemplo no nos compraba ropas con flores a las mujeres, discutía cualquier cosa en la mesa, todo el tiempo y mi papá le decía callate Simone de Beauvoir, y ella a los 15 años, me regaló El segundo sexo (1949) de ella. (…)

En la vida adulta, en términos de mis relaciones y mis posiciones, me sentí siempre con mucha libertad, eso me ayudó a desarrollar ideas propias sin temor de lo que pasara, no necesitaba que me las aprobaran. En otros contextos, yo siempre fui aceptada como una igual en mis actividades, o sea, yo por ejemplo cuando estaba en la Universidad fui vice-presidenta de la asociación de estudiantes, me buscaron para eso, después en Costa Rica fui la primera mujer que buscaron para ser presidenta del Colegio de Psicólogos, después en el Instituto de Investigaciones Sociales de Costa Rica, me buscaron para que fuera directora del Instituto de investigaciones sociales que era un feudo masculino, de sociólogos. Ahí yo entré como un bicho raro, nunca había entrado al instituto, y ellos eran de Costa Rica y yo de origen chileno, y todos eran sociólogos y yo psicóloga, y recibí un buen consejo que seguí, de una antropóloga muy famosa de allá. Cuando me eligieron me dijo, cuando entres no cambies nada, me dijo, quédate quieta y observa todo primero, y eso en realidad fue un consejo de oro porque empecé a actuar muy lentamente, pero al final di vueltas el funcionamiento del instituto, llegaron más mujeres y hubo más directoras mujeres luego de eso, y se normalizó la situación interdisciplinariamente también.

Yo he sido siempre bastante positiva, incluso, bueno como había esa relación entre mis padres, yo la idea del patriarcado no la tenía internalizada realmente en mi vida. En Costa Rica, en una cátedra de medicina, un psiquiatra muy famoso allá, me pidió: “mira, yo no voy a ser capaz de dar esa clase, pero creo que hay que dar una clase sobre machismo y patriarcado a los estudiantes de Medicina”, y me puse a estudiarlo porque realmente no tenía como una noción clara y eso también me sirvió después como para reconocerlo más directamente.

Por supuesto, no vamos a decir que no sufrí efecto discriminatorio también.

Una de las cosas cómicas que me pasaban era que, en reuniones, en discusiones yo proponía algunas ideas y no me daban pelota, otro hombre planteaba la misma idea y la idea se ponía en discusión, pero eso me lo tomaba con buen humor. A veces, me discutían y, una vez, un hombre me aclaró algo bien importante, me dijo: “mira cuando a ti te discuten, muchas veces no te discuten tus ideas, están defendiendo sus huevos”. Todas esas nociones me dieron lucidez de mi lugar y lo he disfrutado, lo he disfrutado muchísimo.      

¿Cree que el empoderamiento femenino pueda ser una habilidad construida desde edades tempranas?

Sí, yo soy la prueba de eso y con mi hija, sin hacer grandes discursos ideológicos, ella es súper independiente. Pero sí, desde edades tempranas y en todos los sentidos, yo me acuerdo que en esa época, se empezaba a promover el condón, era un período que regalaban condones en todas las reuniones, yo llegaba, se los tiraba en la cama a mi hija me iba y le dejaba todos los condones ahí tirados, era como un juego que yo hacía naturalizando todo.

Y también se puede deconstruir la identidad de género patriarcal, porque en los últimos tiempos en Costa Rica estuve dirigiendo un proyecto que se llamaba Girasoles, era trabajar en una zona vulnerable, donde todos los aspectos de pobreza y limitación de oportunidades se daban y donde justamente, en esos ambientes, las mujeres  tenían roles patriarcales muy fuertes y apoyaban un modelo de género, en el que se hacen cargo de una serie de cosas y las adolescentes, fundamentalmente, se quedan al cargo del cuidado. Entonces hicimos un programa con una Fundación que se llama Paniamor, logramos que alcancen la capacidad de agencia, de cambio y empoderamiento como para insertarse en el mundo laboral desde una posición identitaria diferente de la que traían, y la que traían era una posición muy devaluada. El cambio desde que llegaron hasta que se fueron, se midió con instrumentos y fue interesantísimo ver el proceso, que duró 8 meses. Se analizaba todo: la identidad de género que traían, cuáles eran sus posibilidades reales, sus competencias; y luego se le daban instrumentos para la agencia, como hacer un curriculum, como presentarse a lugares, qué tipos de responsabilidades tenían que cumplir para ser aceptadas, e incorporadas y finalmente se convencían a algunos empleadores para que hicieran prácticas donde aplicaran toda esa capacidad y también se trataba de hacer sesiones a las madres y padres para dar sentido a este cambio de perspectiva para sus hijas, para que hubiera coherencia a nivel familiar y resultó muy exitoso, muchas jóvenes quedaron trabajando y a otras, en los lugares en los que estaban, las contrataron posteriormente, entonces sí es un proceso que se puede aprender.   

¿Qué elementos deben incorporarse desde temprana edad en la educación de niñas y niños para ayudar a convertir a las niñas en mujeres con capacidad de cambio y a los niños en hombres facilitadores de ese proceso?

 Yo creo que haciendo las tareas comunes sin hacer grandes diferenciaciones y yo lo he visto en mis biznietos, que mi biznieta hace eso y mi biznieto coopera en todas las tareas de la casa, y no hay una diferenciación, ni en los colores de la ropa, ni en ninguna cosa ella establece diferenciaciones, y entonces sí se van produciendo situaciones de igualdad.   

¿Por qué es importante promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres?

Es importante para una vida plena de hombres y mujeres, porque creo que tanto los hombres como las mujeres, en la condición del orden patriarcal y de género, sufren graves limitaciones .Muchas veces se enfatizan más las limitaciones de las mujeres, pero los hombres también tienen limitaciones patriarcales, mitos que deben de cumplir, como ir a la guerra, como matar ratones, tienen que ser los que tienen el poder de resolverlo todo, como misión incluso, que hay que demostrarlo; es una carga, yo creo que es una carga.  Eso les dificulta también aceptar las dificultades de su camino, así que es mejor una aceptación de equidad y no de poder adscrito por principio.

¿Qué papel juega la educación y el aprendizaje continuo para adquirir el empoderamiento y mantenerlo?

Le va permitiendo adquirir capacidades de agencia, le va a permitir sentirse en igualdad de condiciones, le puede dar buenos instrumentos. Sí solo se habla de empoderamiento se convierte en una lucha por el poder que no produce la equidad, entre hombres y mujeres.

¿Qué importancia le atribuye para el empoderamiento elegir una profesión por vocación propia?

Influye en darte felicidad en la vida cuando te gusta lo que haces; yo considero que quien hace lo que es su vocación es una persona privilegiada. La mayoría de la gente, lamentablemente, para ganarse la vida no vive de acuerdo a su vocación, sino de acuerdo a las condiciones del mercado, y se ha prescindido de ganarse la vida y sentir plenitud por lo que se hace, a veces es todo lo contrario y se convierte en un drenaje. Yo digo que las sociedades no están estructuradas alrededor de la salud mental; si estuvieran estructuradas alrededor de la salud mental, la mayoría podría dedicarse a su vocación, pero la mayoría de la gente se tiene que ganar la vida de acuerdo a su circunstancia y no a su vocación. 

La vida se ha prolongado mucho y ahora podemos tener varios proyectos de vida. Son etapas en las cuales nosotros desarrollamos proyectos y luego podemos cambiarlos, reestructurarlos. Ya no podemos hablar de un proyecto de vida que vamos desarrollando a lo largo de la extensión del tiempo de la vida.

¿Qué importancia le atribuye al autocuidado de la salud para que una mujer se mantenga empoderada?

El autocuidado de la salud forma parte de la capacidad de agencia, si tú incluyes que estás a cargo de tu salud, eso es muy importante y en ese sentido a veces, los médicos se sienten los dueños de la salud, y que ellos están a cargo de definirla para el paciente, digamos. Yo estuve mucho tiempo trabajando con el doctor Juan Marconi, que dio vuelta a esos esquemas totalmente, y en realidad es el paciente, el doliente el que está a cargo de su salud, y es el paciente quien decide a quien le va a pedir ayuda y cómo se la va a pedir, cómo lo va a resolver, pero eso lamentablemente no está fomentado en nuestras culturas, el autocuidado de la salud es fundamental, el primero que hace el diagnóstico es el paciente, porque si no, no va al médico. 

¿Qué papel juega la autoestima, la flexibilidad y la resiliencia como herramientas para el empoderamiento de la mujer?

La autoestima es un término que hubo un periodo que fue demasiado manoseada y parecía una aspirina, “si te quieres, te vas a mejorar”, y “mírate en el espejo, abrázate”, ese concepto de autoestima no lleva a ninguna parte. Yo pienso que la verdadera autoestima es apreciar las cualidades que tú tienes y reconocer las que no tienes y aceptarlo. Es muy distinto de simplemente quererte, o sea, es quererte con todas tus deficiencias y no encubrírtelas a ti mismo o a ti misma y eso sí te va a permitir tener una autoestima sólida, basada en quien verdaderamente eres, es necesario aceptar todos esos aspectos de la identidad para darte cuenta y tener una autoestima bien asentada, que no se quiebra al menor ataque o cuando te están diciendo algún defecto que tienes, y ya te derrumbaste o te enojaste, pero si lo tienes lo tienes, la autoestima incluye la aceptación de los aspectos deficitarios que todos tenemos, porque ninguno se ha criado como un robotito, perfecto, todos tenemos elementos perturbadores, negativos y desestabilizadores.

La resiliencia ha tomado un lugar importante, yo creo porque la sociedad cada vez es más una sociedad de riesgo, ya los estados benefactores que apoyan el desarrollo de las personas, ( que nunca lo fueron del todo, pero que por lo menos tuvieron ese impulso) están en absoluto declive y se promueve el ideal de que cada persona tiene que resolver su situación  individualmente, por eso también la agencia se vuelve importante, cada persona individualmente tiene que ver cómo encuentra un camino por el cual resolver sus cosas y, en ese sentido, la capacidad que puedan tener las personas de no quebrarse ante la adversidad y poder enfrentar las dificultades y a partir de las dificultades preservar o impulsar nuevos desarrollos para sí mismo eso,  viene siendo el importante  rol de la resiliencia.

Lo que pasa es que la resiliencia puede existir cuando hay esa posibilidad, pero hay situaciones tan destructivas, que no dejan espacio para la resiliencia. Hay que fomentar la resiliencia como forma de enfrentar la realidad, es importante y va de la mano de la agencia, también eso, y también la formación para la resiliencia es importante en el sentido de ayudarle desde la niñez a manejar pequeñas dosis de adversidad y resolverlas e ir gradualmente haciéndolo, como decía Rutter: es como una inmunización, o sea, te aplicas un poquito del mismo bicho y eso te ayuda a fortalecerte para enfrentarlo, entonces con la adversidad ocurre eso mismo. Lo otro que también es importante en una persona resiliente, es que nadie es resiliente en todo, nadie, existen aspectos ante los cuales se puede ser resiliente, pero no en todo, no es un rasgo general de personalidad, es una forma de enfrentar las situaciones difíciles. La flexibilidad es fundamental, todo lo que estamos hablando sin flexibilidad…  

¿Cree que en algunas ocasiones las crisis o la frustración pueden ser el caldo de cultivo para que una mujer se empodere? ¿Por qué?

Depende de cómo maneje la crisis, porque en general las crisis son oportunidades, pero si se resuelven de la misma manera en que se han resuelto siempre las crisis no sirven para nada, se repiten. Si una crisis busca una forma nueva de resolver el problema entonces sí, hay un avance, pero si se resuelve volviendo a los aspectos positivos que se tenían antes, la posibilidad de una nueva crisis está en la puerta. 

¿Qué barreras tuvo que atravesar en el proceso de su empoderamiento a nivel personal, familiar y social?

Una fue la de caerme y volverme a parar, hubo muchas cosas duras y difíciles, de grandes equivocaciones que cometí, pero una vez que pasó el tormento y la tortura de las consecuencias de los errores, yo creo que amo mucho la vida y me volví a precipitar a ver como seguía disfrutándola y construyéndola.

Todas esas capacidades es muy bueno fomentarlas, el problema que hay, es que los adultos que tendrían que entregar estas oportunidades, para desarrollar estas capacidades, pero ellos mismos muchas veces no las han alcanzado. En muchas cosas están más a la defensiva que a la ofensiva, para entregar estas oportunidades y además cuando las entregan se confunden porque hacen como una entrega del poder, del respeto, de su propia autoestima. Entonces adultos que se mantengan valorándose a sí mismos y entregando la posibilidad de estos desarrollos son, yo creo, la minoría, y ojalá todos estuvieran socializados en ese sentido también. Creo que lo estamos descubriendo porque en otra época no era necesario fomentar todas estas capacidades de cambio, pero ahora son súper importantes para la salud.