Topofilia: el vínculo afectivo con los lugares

Yi-Fu Tuan nació en Tianjin, China en 1930. Estudió en la Universidad de Oxford (Reino Unido) y se doctoró en la Universidad de California, Berkeley (EE.UU.) donde más tarde también ejerció como profesor. Fue un geógrafo humanista chino-estadounidense reconocido por sus contribuciones a la geografía cultural, la filosofía del espacio y la topofilia (el amor al lugar). 

En 1974 publicó el libro “Topofilia: Un estudio de las percepciones, actitudes y valores sobre el entorno”. Allí estudió cómo percibimos el entorno, qué actitudes asumimos con el paisaje, qué valores determinan lo que consideramos bello, sagrado o amenazante y cómo las cosmovisiones varían entre las distintas culturas. Exploró el vínculo afectivo entre las personas y los lugares, complejizando la perspectiva de la geografía con conceptos y ejemplos de la psicología, la filosofía y la literatura para dar cuenta de cómo los humanos experimentamos subjetivamente el mundo que nos rodea.   

El término, derivado del griego topos (lugar) y philia (amor), alude a una forma de apego que va más allá de la mera funcionalidad espacial, y que se construye a partir de experiencias sensoriales, simbólicas, culturales y afectivas. El autor destaca que la topofilia es un concepto «difuso como idea, pero concreto como experiencia personal».

Estudia la estructura simbólica que con la que abordamos el espacio que determina, entre otras cosas, el tipo de mapas con el que podemos representarlo. Asimismo, analiza cómo nuestra comprensión del entorno está moldeada por los sentidos que mejor se adaptan a la percepción del mismo. Por ejemplo, para los bosquimanos que habitan las espesas y obscuras selvas, la vista es mucho menos eficaz que el oído para registrar la proximidad de una presa o un depredador. El sol, es más una serie de manchas en el suelo que el astro divino y central que represento para las civilizaciones que surgieron en las riberas del Nilo. 

Si bien la modificación del ambiente por la cultura y la tecnología es cada día más evidente, los aportes de Tuan nos posibilitan comprender cómo la cultura también está profundamente condicionada por el ambiente.

Desde una perspectiva fenomenológica, Tuan propone que el espacio se convierte en lugar cuando es habitado, sentido y significado por quienes lo transitan. La topofilia no es simplemente una preferencia estética o una nostalgia por el paisaje, sino una dimensión existencial que configura la identidad individual y colectiva. En este sentido, los lugares no son entidades neutras, sino escenarios cargados de memoria, historia y emociones, que median la relación entre el ser humano y su entorno. El concepto de Topofilia, posibilita valorar la relación con el entorno próximo y es muy útil para contribuir a la transformación de una actualidad profundamente signada por la globalización de tecnologías militares y financieras. También nos permite abordar la relación de las personas y las comunidades a las que pertenecen con el espacio concreto que las rodea. 

En suma, la topofilia es una categoría que articula la experiencia subjetiva del lugar con procesos culturales, sociales y políticos. Reconocer su importancia implica valorar la dimensión emocional del habitar, y abrir caminos para pensar el diseño urbano, la planificación territorial y la educación ambiental desde una perspectiva sensible, inclusiva y situada.

En un momento histórico donde las pantallas y las redes cibernéticas parecen ser el espacio predilecto para la comunicación y la recreación de comunidades y redes, contar con aportes teóricos y conceptuales que nos permitan fortalecer la presencia concreta en espacios tridimensionales y próximos es muy necesario.